miércoles, 12 de marzo de 2014

"Mordiscos de Amor" de Lynsay Sands


La verdad, ya había quedado medio olvidada esta peculiar familia, pero aquí la traigo de vuelta con la segunda parte titulada "Mordiscos de Amor".
Si no os acordáis de la primera parte, de la que hablé hace algunas semanitas, aquí la tenéis por si queréis pasaros.
Antes de nada, de nuevo, os dejo la lista con todas las partes de la saga:
01- Mordisco Rápido (A Quick  Bite, 2005
02- Mordiscos de amor (Love Bites, 2004)
03- Vampiro blanco, soltero busca... (Single White Vampire, 2003)
04- Alto, Moreno y Hambriento (Tall, Dark and Hungry, 2004)
05- Un Mordisco para Recordar (A Bite to Remember, 2006)
06- Muérdeme si Puedes (Bite me If you Can, 2007)
07- Vampiro Accidental (The Accidental Vampire, 2008)

08- Vampiros para la eternidad (Vampires are Forever, 2008)
09- Vampiro Interrumpido (Vampire, interrupted, 2008)
10- El Cazador Rebelde (The Rogue Hunter, 2008)
11- El Cazador Inmortal (The inmortal Hunter, 2009)
12- El Cazador Renegado (The Renegade Hunter, 2009)
12.5- Vampire Valentine (En la Antología "Bitten by Cupid", 2010)
13- Born to Bite (2010, No publicado en español)
14- Hungry For You (2010, No publicado en español)
15- The Reluctant Vampire (2011, No publicado en español)
15.5- The Gift (2011, No publicado en español)
16- The bite before christmas 
17- Under a Vampire Moon (2012, No publicado en español)
18- The Lady is a Vamp (2012, No publicado en español)
Sinopsis
 Los trescientos años de soltería de Etienne Argeneau están a punto de llegar a su fin... Es ahora o nunca. Los de su raza sólo pueden "convertir" a un humano en vampiro una vez en la vida, y la mayoría lo hacen precisamente cuando encuentran a su alma gemela... Pero ¿Qué opción tiene? Tuvo que salvar a Rachel Garret. Apenas la conoce, pero sabe que la muchacha le ha salvado la vida, y que, para salvar la suya, tiene que hacerla inmortal.
Rachel Garrett despierta en lo que parece la mitad de una pesadilla. Todo lo que quería era librarse del turno de noche en la morgue, y ahora se encuentra medio desnuda y en un lugar extrañísimo, del que de repente emerge el amor de su vida ¡saliendo de un ataúd! Y con un brillo en la mirada que delata que han pasado más tiempo juntos de lo que ella es capaz de recordar. Lo único que le queda es esperar que realmente sea tan bueno como parece.

Mi Opinión

Ya lo hice la vez anterior, y en esta ocasión, también lo voy a hacer y es que, antes de empezar a hablar del libro, os volveré a poner el árbol geneológico de la familia Argeneau.


En esta segunda parte, nos encontramos con Rachel Garrett y Etienne Argeneau, quienes se conocen de una manera MUY poco habitual. No todos los días encuentras al amor de tu vida.... en una morgue.

Para Rachel ese día era otro odioso pero normal día de trabajo en el turno de noche en la morgue hasta que recibe a un joven, sin identificar y muerto por herida de bala; Hasta aquí todo normal, salvo que la herida de este "Cadáver"... ¿Cada vez es más pequeña?
Claro que eso puede ser debido a la gripe que parece hacer estragos en su vista..... pero ¿¿Qué pasa cuando este comienza a hablar?? y ¿¿cuando abre los ojos y la mira fijamente?? 

—Lamento hacer esto. Lamento arruinar un excelente par de pantalones, pero… —Se encogió de hombros y comenzó a cortar la tela.
—¿Pero qué?
Rachel se quedó helada, su cabeza se giró bruscamente hacia la cara del hombre. La vista de sus ojos, abiertos y enfocados en ella, la hizo soltar un chillido y saltó hacia atrás. Casi cayéndose al suelo debido a sus débiles piernas, se quedó boquiabierta de horror. El cadáver le devolvió la mirada.
Ella cerró sus ojos y los volvió a abrir, pero el tipo seguía allí tumbado, mirándola.
—Esto no es bueno —dijo ella.
—¿Qué no es bueno? —preguntó él con  interés.
Su voz sonaba débil. ¡Pero, eh! Para un tipo muerto, hasta una voz débil era un truco ingenioso. Rachel sacudió su cabeza con temor.
—¿Qué no es bueno? —preguntó el cadáver otra vez, pareciendo un poco más fuerte esta vez.
—Estoy alucinando —explicó Rachel cortésmente, luego se fijó en los ojos del extraño. Se detuvo para mirarlos fijamente. Nunca había visto unos ojos tan magníficos. Tal como había imaginado no mucho antes, eran de un exótico plata azulado. Nunca antes había visto unos ojos con ese tono. De hecho, si le hubiesen preguntado, habría dicho que eran una imposibilidad científica.
[...]
El cadáver se sentó, atrayendo la atención de Rachel de vuelta a él. Tuvo que recordarse a sí misma.
—Es una alucinación. La fiebre.
Los ojos de John Doe se entrecerraron sobre ella.
—¿Tienes fiebre? Eso lo explica.
—¿Explica qué? —preguntó Rachel, después hizo una mueca cuando se dio cuenta de que se estaba dirigiendo a su alucinación. 
[...]
—¿Por qué no me contestas?
Rachel dirigió su mirada hacia el cadáver. Él no tenía mucho sentido, pero acaso, ¿quién dijo que las alucinaciones lo tenían? Intentó razonar con él.
—¿Por qué te contestaría? No eres real. Ni siquiera estás sentado.
—¿No lo estoy?
—No, sólo creo que lo estás. En realidad, todavía estás ahí tumbado, muerto. Sólo te imagino sentado y hablando.
—¡Hmm! —Él sonrió de pronto. Era una sonrisa agradable—. ¿Cómo lo sabes?
—Porque los muertos no se sientan y hablan —explicó pacientemente—.  Por favor, ahora acuéstate. Mi cabeza empieza a dar vueltas.
—Pero, ¿y si no estoy muerto?

Ya podréis imaginar la reacción de Rachel... ¿No es la que tendríamos todos?
Aunque las "rarezas" no acaban aquí... claro que no. 
Días después, una persona se encuentra achicharrada en un coche debido a una explosión y, cuando Rach se acerca para examinarle un lunático con un hacha aparece hablando de vampiros, demonios y monstruos dispuesto a decapitar al pobre hombre chamuscado.
Las cosas no pueden avabar nada, pero NADA bien.

Sin pararse a considerar su acción, Rachel se lanzó entre ellos y gritó «¡No!», justo en el instante en que el hacha descendía. Comprendió su error inmediatamente. Habría sido más inteligente empujar al hombre haciéndole perder el equilibrio o algo por el estilo. Su descenso apenas aminoró, y el aliento de Rachel la abandonó con un aturdido «Uh» cuando el hacha golpeó. Ocurrió tan rápido, que apenas sintió dolor.

La vida de Etienne en estos últimos momentos no es para nada, como la vida tranquila que había llevado hasta ahora... con sus videojuegos, su viejo ataúd y su laaaaaarga y apacible soltería.
Alguien quiere verle muerto, y ese alguien es Pudge (¿O es Pokey? ). Ya lo ha intentado dos veces y si no llega a ser por Rachel, no podría haberlo contado una tercera.
Por eso, cuando esta es atacada mortalmente, no tiene otro remedio que salvar su vida... a pesar de arriesgarse a pasar la eternidad solo y sin una compañera de vida.

Los inicios "vampíricos" de Rachel son algo digno de leer... cualquier cosa es aceptable antes que admitir que se ha convertido en una "chupasangre" sin alma... como por ejemplo, que se encuentra en un sueño erótico.

—Estoy muerta.
—No estás muerta —le dijo Etienne pacientemente—. Te transformé para salvarte la vida.
—Oh… muchas gracias, amigo. Matarme para salvarme. La perfecta lógica masculina —Maldijo ella—. Supongo que el viaje a Hawai está descartado. ¡Maldición! Justo ahora que había encontrado un bañador que no me hacía parecer Godzilla.
—No te maté —repitió Etienne—. Pudge…
—¿Pudge? ¿El tipo con ropa del ejército? —interrumpió ella. La imagen del hombre manejando su hacha se materializó en su mente y Rachel frunció el ceño. Fulminó con la mirada a Etienne a través del espejo—. Jesús, tendría que haber dejado que te cortase la cabeza. Entonces al menos yo no estaría muerta y sin alma.
—No estás sin alma —insistió Etienne. Era evidente que su paciencia comenzaba a desvanecerse—. Pudge te hirió mortalmente. Para salvar tu vida, tuve que transformarte.
—No me siento sin alma —Rachel se inclinó acercándose al espejo, echó los labios hacia atrás con un gruñido y comenzó a darle golpecitos a sus nuevos dientes.
—No estás sin alma.
Rachel le ignoró y comenzó a registrar el lavabo. Lo que ella quería eran unos alicates, pero por supuesto, no tenía ninguna esperanza de encontrar unas. Lo más parecido que podría conseguir era un cortauñas. Encontró uno pequeño y otro un poco más grande. Rachel eligió el par grande y se inclinó hacia el espejo.
—¿Qué haces? —chilló su anfitrión. Le arrebató el cortauñas en el momento en que ella intentaba aferrar la punta de uno de sus colmillos para arrancárselo.
—¡No quiero ser un vampiro! —espetó ella. Intentó recuperar el cortauñas, pero él lo mantenía fuera de su alcance.
Girándose, Rachel registró nuevamente en el cajón, encontrando una lima de uñas. Se volvió hacia el espejo e intentó comenzar a limar uno de los dientes.
—Eso se regenerará solo —le dijo Etienne con irritación—. Y no es tan malo ser un vampiro.
—¡Ja! —gruñó Rachel y continuó limando.
—Nunca envejecerás —observó él con esperanza—. Nunca enfermarás, nunca…
—Nunca veré la luz del día —le interrumpió ella bruscamente. Dándose la vuelta para fulminarle con la mirada, le preguntó—. ¿Sabes cuánto tiempo llevo intentando dejar el turno de noche? Tres años. ¡Durante tres años he estado trabajando por las noches sin ser capaz de dormir durante el día, y cuando por fin me ascienden al turno de día, tú me conviertes en un ser de la noche! —Su voz se elevaba con cada palabra hasta que Rachel chillaba—. ¡Tú me has condenado a un turno de noche eterno! ¡Te odio!
—Puedes salir a la luz del día —dijo Etienne. Pero no sonaba como si estuviese seguro de ello y Rachel dedujo que solo trataba de calmarla. No se molestó en llamarlo mentiroso. Su mente ya se había desviado hacia otro de los pros y contras de los vampiros.
—¡Ajo! —Sus ojos se agrandaron con incredulidad—. Me encanta el ajo y ahora no podré…
—Puedes comer ajo —la interrumpió—. En realidad, eso sólo es otro mito.
Ella no podría decir si estaba mintiendo o no, por lo que le observó con atención.
—¿Y qué hay de las iglesias?
—¿Iglesias? —Él pareció no comprender.
—¿Puedo ir a la iglesia? —le preguntó lentamente, como si él fuese idiota—. Mi familia ha asistido a misa juntos cada semana durante toda mi vida, pero los vampiros…
—Puedes ir a la iglesia —le aseguró, aparentemente aliviado—. Eso es otro mito. Los artículos y lugares religiosos no tienen ningún efecto nocivo sobre nosotros.
Era obvio que él esperaba que esas noticias la complacieran. No fue así. Los hombros de Rachel se hundieron otra vez.
—Genial —dijo ella—. Esperaba tener una buena excusa para perderme la misa de ahora en adelante. El padre Antonelli es en cierto sentido interminable, pero incluso mi madre insistiría en que no fuese si estallase en llamas o algo igualmente embarazoso al minuto de entrar por las puertas —Rachel suspiró abatida—. Supongo que no hay un solo aspecto positivo en este trato.
Etienne frunció el ceño. Ella sospechó que hubiese preferido su cólera.
—Claro que hay aspectos positivos —dijo él—. Estás viva. Y vivirás por.... bueno, mucho tiempo. Y  no envejecerás, y…
—Eso ya lo dijiste —indicó ella secamente


Rachel deberá adaptarse, Etienne.... bueno, deberá tener un poquito de paciencia y mientras, la amenaza sigue aún presente en sus vidas, y esta vez... para acabar con la vida de ambos.

La verdad, es que esta segunda parte de la saga está muchísimo mejor que la primera (La cual, me parece la más floja), hay escenas divertidísimas y los personajes acaban gustandote bastante.
El único defecto que podría ponerle, es el final... que es bastamte predecible y no acaba de gustarme demasiado pero por lo demás es un libro, que es ideal para pasar un rato agradable leyendo.

Mi puntuación es 4/5

 ¿Ya lo habías leído? ¿Qué te parece?
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